En 1945 se estrenó La escalera de caracol, dirigida por Robert Siodmak y basada en una novela de Ethel Lina White, titulada Some Must Watch. Fue interpretada por Dorothy McGuire, George Brent, Kent Smith y Ethel Barrymore, entre otros.
Una chica muda -a causa de un trauma en su infancia- trabaja cuidando a una anciana viuda que vive postergada en su cama. En el pueblo se han cometido varios asesinatos a víctimas que padecen algún problema físico. Todos temen que la joven criada pueda ser otra de las víctimas. En la casa también vive el hijastro de la anciana, y al lugar regresa el hijo de ésta. Tal como parecían dictar los malos augurios, el asesino en serie decide cobrarse la vida de la joven.
La escalera de caracol es un film con una magnífica y efectista fotografía en blanco y negro, plagado de suspense hasta el final. Es una de las grandes obras del cine negro. Dorothy McGuire efectúa una gran interpretación, y Ethel Barrymore obtendría un Oscar al año siguiente.
En los años setenta se filmó un remake, dirigido por Peter Collins e interpretado por Jacqueline Bisset.
The Frankenstein Chronicles es una serie estrenada en 2015 por el canal británico ITV Encore. Fue creada por Benjamin Ross y Barry Langford, y protagonizada en sus papeles principales por Sean Bean, Tom Ward, Richie Campbell, Ed Stoppard y Laurence Fox, entre muchos otros. La serie consta -hasta este momento- de dos temporadas con un total de doce episodios.
Un miembro de la policía fluvial participa en una redada y, casualmente, descubre el cuerpo de una criatura ahogada en el río. En un examen más a fondo se observa que este cuerpo está conformado, en realidad, por órganos procedentes de un buen número de cadáveres. La investigación lleva a este policía y a su compañero a ponerse tras las huellas de una trama de traficantes de cadáveres, que los desentierran para venderlos a cirujanos que los precisan para sus prácticas. Pero, en este caso, se sospecha que los críos han sido asesinados.
El serie arranca en 1827 y, si bien se inicia como una trama policiaco-detectivesca, bebe de la novela de 1918 de Marie Shelley Frankenstein, o el moderno Prometeo. A partir de ella se orquesta toda la trama, de una forma mucho más patente en la segunda temporada. Se hace aparecer a la propia Shelley y a su hermano; y a personajes históricos reales, como Robert Peel -primero ministro británico de la época-, que sería el promotor de la Policía Metropolitana de Londres (más conocida como Scotland Yard) y de las leyes sobre inhumaciones de cadáveres.
La serie refleja el ambiente de la época, con el marcado contraste existente entre los pudientes y las depauperadas clases obreras. La fotografía envuelve de tenebrismo no ya la historia del monstruo, sino cómo se vivía en el Londres de aquel momento. También se ilustra el paso desde un sistema de policías armados que basaban sus pesquisas en la confesión del culpable, a una policía sin armas que buscaba las pruebas del delito.
Una serie muy digna de ver, tanto para quienes gustan de las series policiacas como para aquellos que gustan de lo paranormal. Nada relacionado -eso sí- con la famosa película de 1931, con Boris Kaloff, la cual tenía poco que ver con la novela de Shelley.
En 1949 se estrenó el film británico Kind Hearts and Coronets, aparecido en castellano como Ocho sentencias de muerte. Fue dirigido por Robert Hammer, que a su vez adaptó la novela Israel Rank: The Autobiography of a Criminal que Roy Horniman publicó en 1907. En sus papeles principales aparecen Dennin Price, Joan Greenood y Alec Guinness.
Un lord británico, en su última noche antes de ser ahorcado por asesinato, escribe sus memorias. En ellas relata el modo en que, procediendo de una madre aristócrata repudiada por su familia a causa haber contraído un matrimonio inconveniente, llegó a ascender al escala hasta llegar a heredar -contra todo pronóstico- el título nobiliario de la familia. Y todo por el procedimiento de ir eliminando, uno a uno, a cuantos le antecedían en la línea de sucesión: un total de ocho persona.
Ocho sentencias de muerte es reflejo del particular sentido del humor británico. La película no deja de mezclar situaciones de la mayor seriedad -incluso trágicas- con otras hilarantes. Guinness llegó a dar vida a los ocho personajes a los que el protagonista da muerte, de forma directa o indirecta.
La escena inicial, con el verdugo que llega a la prisión, me ha recordado a la película de Berlanga; solo que el personaje encargado de aplicar la máxima pena está revestido -en Ocho sentencias de muerte– de un cierto empaque, muy alejado del aspecto del verdugo español. La escena final a las puertas del presidio es un resumen del despropósito global y -como no, en esta época- está cargada de mensaje: quien la hace la paga, por uno u otro medio.
Un film para una agradable tarde, muy digno de ver.
El especialmente luctuoso 2020 se ha llevado también a dos personajes importantes de la literatura y la interpretación: John Le Carré publicó La casa Rusia en 1989 y Connery la interpretó al año siguiente. Como novela, fue la antepenúltima de la saga Smiley -contando la “póstuma” de 2017-, y se desarrolla en un momento en el que la URSS ya ha colapsado, el muro de Berlín había caído, a Boris Yelsin le faltaba un año para ser presidente de Rusia, y el Estado soviético de desmembraría en menos de dos años.
La casa Rusia fue dirigida por Fred Schepisi y la interpretaron, en sus papeles principales, Sean Connery, Michelle Pfeifer, Roy Scheider, James Fox y Klaus Maria Brandauer. Tom Stoppar escribió el guion y la banda sonora corrió a cargo de Jerry Golsdmith.
Un científico soviético ha conocido a un editor británico en una reunión informal celebrada en Rusia meses atrás. A través de una mujer rus que trabaja en un editorial de Moscú trata de ponerse en contacto con el inglés, para facilitarle un manuscrito con importantes secretos que pueden afectar a la carrera armamentista del momento. El manuscrito va a parar a las manos de los servicios secretos británicos, que lo comparten con los estadounidenses. Juntos hacen que el editor británico se traslade a Rusia, entre en contacto con la mujer que hace de intermediaria, y trate de llegar hasta el científico.
Una película digna de ver, que ofrece un episodio de la más o menos reciente historia mundial.
The constant gardener es la séptima novela de Le Carré después de haber puesto un punto y final -provisional- a la saga Smiley en 1990 con El peregrino secreto. Es, a su vez, la quinta publicación después de la caída del muro de Berlín, tras El inflitrado, Nuestro juego, El sastre de Panamá y Single & single. Publicada en 2001, se basa en unos hechos reales al parecer sucedidos en Nigeria y está catalogada como una de las siete novelas imprescindibles del autor, junto a El topo, El espía que surgió del frio, El sastre de Panamá, La casa Rusia, La chica del tambor y Un hombre decente. Clasificaciones, no obstante, las hay para todos los gustos.
En 2005 se estrenó el film homónimo, dirigido por Fernando Meirelles y protagonizado en sus papeles principales por Ralph Fiennes y Rachel Weisz.
Un diplomático británico es trasladado a África, a donde llega con su reciente esposa, una activista por los derechos humanos y contra la explotación. En una de sus investigaciones es asesinada y el marido descubre que ella estaba tras las actividades de una empresa farmacéutica que ensaya medicamentos en niños africanos -a modo de conejillos de indias- y que no duda en hacerlos desaparecer para ocultar sus fracasos.
El Jardinero fiel es una película denuncia que, en los tiempos que corren, no deja de ser inquietante. Un film digno de ver.
David John Moore Cornwell (1931-2020) ha sido un prolífico escritor inglés de novela de espionaje. Fue profesor en Eaton y formó parte de los servicios secretos británicos. Se fomentó durante años que, debido a esta última ocupación, las solapas de sus obras no publicaban su fotografía; y también fue el motivo de la adopción del seudónimo que lo haría famoso: John Le Carré. Se dice que en realidad solo ejerció tareas administrativas para el espionaje, aunque otras informaciones lo desmienten.
Sus novelas, publicadas entre 1961 y 2019, se entretejen en la guerra fría y en los conflictos posteriores a la caída de la URSS, desde la óptica de los servicios secretos. La serie Smiley se inauguró en 1961 con Llamada para un muerto, y concluyó en 2017 con El legado de los espías. En total fueron diez títulos protagonizados por el espía George Smiley.
Al margen de esta serie escribió trece novelas -entre 1968 y 2019- que incluyen los conflictos de Panamá (El sastre de Panamá), los arabe-israelíes (La chica del tambor), africanos (El jardinero fiel), la descomposición de la URSS (La casa Rusia), el tráfico de armas (El infiltrado) y otros de las últimas décadas.
Sus obras han sido llevadas al cine en muchas ocasiones -desde El espía que surgió del frío hasta Un traidor entre los nuestros se contabilizan diez películas desde 1965 a 2016- o a la televisión -desde El topo a El infiltrado se han producido cinco adaptaciones, entre 1979 y 2016.
El estadounidense Raymond Thornton Chandler (1888-1959) se desempeñó laboralmente como empleado del ejército británico (en 1909 había adquirido la nacionalidad inglesa), fue periodista y por último empleado de banca. En su faceta literaria fue autor de un puñado de relatos, autor de pulps y también guionista (adaptó para el cine, entre otros guiones, las novelas Extraños en un tren, Perdición y la Dalia azul). En 1939 (ya con 51 años de edad) publicó The Big Sleep, su primera novela, a la que seguirían siete más. En The Big Sleep nace el personaje literario de Philip Marlowe
Siete años después de su publicación, Howard Hawks estrenó la adaptación de The Big Sleep, aparecida en las grandes pantallas con los títulos en castellano de El gran sueño, El sueño eterno o Al borde del abismo. El guion fue adaptado por William Faulkner. Estuvo interpretada en sus papeles principales por Humphrey Bogart y Lauren Bacall.
Un general retirado y postrado en su silla de ruedas contrata al detective Marlowe para que le libre del chantaje que sufre debido a la vida desordenada de una de sus hijas. Al tiempo, quiere saber qué ha sido de uno de sus empleados y amigo, que se ha despedido sin decir ni adiós. Marlowe descubre que una presunta librería de antigüedades se ha dedicado a fotografiar indecorosamente a la hija de su cliente, y que en una de las sesiones ha sido asesinado un hombre, cuyo cadáver desaparece. Al poco se encuentra en el fondo del puerto el coche de la familia y, dentro, el chofer ahogado. La trama se va complicando hasta que, en lo que parece ser la resolución del caso, es capturado el sospechoso de las muertes. Pero la trama vuelve a complicarse a medio metraje, cuando se centra en la búsqueda del desaparecido hombre de confianza del general, y entra plenamente en escena la segunda hija del general, una ludópata irredenta.
El gran sueño es una película de las de estar atento para no perderse en la trama, que fue mutilada respecto a la novela en partes posiblemente esenciales. Bogart interpreta a un detective que dejó su trabajo como ayudante del fiscal para dedicarse a la investigación privada y es un mujeriego, cínico e irónico (vale la pena entretenerse en los giros de su lenguaje). En 1978 se estrenó una segunda versión de la novela, tal vez más explícita que la primera, esta vez protagonizada por Robert Mitchum, que da vida a un Marlowe de edad demasiado avanzada.
En octubre de 1883 se puso en funcionamiento el Orient Exprés, que en 1989 acabaría por unir París con Estambul. Era un tren lujoso, formado por coches cama y restaurante, para personajes acaudalados. Partía de la estación del Este y hacía escalas en Estrasburgo, Munich, Viena, Budapest y Bucarés. Cuando Agatha Christie escribe su novela existía una línea alternativa, el Simplon-Orient Exprés, que circulaba más hacia el sur de Europa y hacia parada en Venecia.
Agatha Christie publicó Murder on the Orient Exprés en 1934, que en EEUU se dio a conocer como Murder in the Calais Coach. Vio la luz entre Lord Edgware dies y Why didn’t they ask Evans? y fue la décima entrega de la serie del detective Hercules Poirot. Estuvo inspirada, al parecer, en el secuestro y asesinato del hijo recién nacido de Charles Lindberg.
Poirot regresa a Londres en el Orient Exprés. Uno de los viajeros del tren recaba su atención y le insta a protegerle, ya que cree que alguien tratará de atentar contra él, pero el detective no se presta a ello. El tren queda detenido, bloqueado por la nieve, y durante la noche es asesinado el hombre. Poirot descubre que estuvo implicado con el secuestro y asesinato de una niña, años atrás. Su afán será descubrir cuál de sus acompañantes ha sido el asesino. Poco a poco irá sabiendo que una docena de viajeros estuvieron relacionados con la criatura asesinada.
De la novel han surgido varias adaptaciones cinematográfica. En 1974, Siney Lumet dirigió la primera, que se estrenaría en español como Asesinato en el Orient Exprés, Asesinato en el expreso de Oriente, Crimen en el expreso de Oriente o Muerte en el expreso de Oriente. Albert Finney interpretó a Poirot y estuvo secundado por Anthony Perkins, John Gielgud, Vanessa Redgrave, Sean Connery, Rachel Roberts, Michael York, Jacqueline Bisset, Ingrid Bergman y Lauren Bacall, entre otros.
Carl Schenken dirigió la versión de 2001 para la televisión, que fue protagonizada por Alfred Molina en el papel de Poirot, acompañado de Meredith Baxter, Leslie Caron, David Hunt, Adam James, Amira Casar, Peter Strauss y Dylan Smith.
En 2010 se estrena otra adaptación para la televisión, dentro dela serie Agatha Christie’s Poirot, que llegó a contar con setenta capítulos -cada uno con un caso diferente- protagonizados por David Suchet.
En 2017, Kenneth Branagh dirige una nueva versión y se pone en la piel del detective. Junto a él intervienen actores de la talla de Johnny Depp, Michelle Pfeiffter, Willem Dafoe, Dereck Jacobi y Penélope Cruz, entre otros.
Son todos ellos unos films dignos de ver, después de una lectura de la novela homónima.
Daphne du Maurier fue una escritora inglesa que en 1938 publicó su novela Rebecca, la cual adaptó dos años después como obra de teatro. Hitchcok la convirtió en película en 1940, y obtuvo dos óscars al año siguiente. Fue protagonizada en sus papeles principales por Laurence Olivier, Judith Anderson. Joan Fontaine y George Sanders.
Rebecca es una historia de amor almibarado entre personajes de clase alta, pero no deja de ser también la historia de un crimen y su esclarecimiento. Una joven que ejerce de dama de compañía de una mujer mayor y acaudalada coindice en Montecarlo con un aristócrata viudo. De la amistad pasan al amor, se casan y van a vivir a la mansión nobiliario, regida con mano de hierro por un ama de llaves que no hace otra cosa que ensalzar a la anterior esposa del aristócrata, de nombre Rebecca. Esta desapareció en su barco y el esposo identificó el cadáver, arrastrado por la corriente meses después.
Pero la fatalidad quiere que durante una tormenta el barco sea descubierto y, dentro, se encuentre el auténtico cadáver de la desaparecida. Las sospechas de su asesinato planean sobre el viudo, que deberá defender su inocencia y contrarrestar el chantaje que le hace el amante de su difunta esposa.
En 2020 se estrena una nueva versión cinematográfica, calcada a la anterior e igualmente fiel a al novela de Du Maurier, solo que con un importante matiz diferenciador en el modo en que Rebeca murió. Ha sido dirigida por Ben Wheatley y está protagonizada por Lily James y Armie Hammer.
Una película digna de ver, tanto en la versión primigenia de Hitchcock como en la actual.
El escritor sueco -y cantante- Jo Nesbo publicó Hodejegerne en 2008 (Headhunters en inglés), fuera de las series del inspector Harry Holmer o del doctor Proktor, o de la serie Olav Johansen. En 2011 fue llevada a la gran pantalla, dirigida por Morten Tyldum y protagonizada por Aksel Hennie y Nicolaj Koster-Waldau, en sus papeles principales.
Un headhunter es un cazador de cabezas o -con mas propiedad- un cazador de talentos. El protagonista del film vive de seleccionar personas de talento que recoloca a buen precio en importantísimas empresas del panorama económico sueco. Sin embargo no es esa su única actividad. Para sufragar su alto tren de vida se dedica a robar obras de arte, que coloca en el mercado clandestino a través de un amigo que a su vez es agente de una compañía de seguridad privada. Al tiempo, la esposa del protagonista regenta una galería de arte.
En una exposición en la galería de su cónyuge, el protagonista conoce a un antiguo amigo de su esposa, el cual busca colocación como directivo. Le entrevista y se entera de que el hombre es propietario de una importante obra de arte que -como no- tratará de robar. Y a partir de aquí se genera el conflicto, que deviene en una delirante y truculenta lucha por la supervivencia, regada de muertes.
Headhunters es una película del noir nórdico, con una trama elaborada sin apenas fisuras, que denota que tras ella hay una novela.