En 1945 se estrenó La escalera de caracol, dirigida por Robert Siodmak y basada en una novela de Ethel Lina White, titulada Some Must Watch. Fue interpretada por Dorothy McGuire, George Brent, Kent Smith y Ethel Barrymore, entre otros.
Una chica muda -a causa de un trauma en su infancia- trabaja cuidando a una anciana viuda que vive postergada en su cama. En el pueblo se han cometido varios asesinatos a víctimas que padecen algún problema físico. Todos temen que la joven criada pueda ser otra de las víctimas. En la casa también vive el hijastro de la anciana, y al lugar regresa el hijo de ésta. Tal como parecían dictar los malos augurios, el asesino en serie decide cobrarse la vida de la joven.
La escalera de caracol es un film con una magnífica y efectista fotografía en blanco y negro, plagado de suspense hasta el final. Es una de las grandes obras del cine negro. Dorothy McGuire efectúa una gran interpretación, y Ethel Barrymore obtendría un Oscar al año siguiente.
En los años setenta se filmó un remake, dirigido por Peter Collins e interpretado por Jacqueline Bisset.
Agatha Christie publicó en 1936 la novela que llevó por título The ABC murders . Fue la treceava entrega de la serie Poirot, y a esta aún le seguiría casi una treintena de novelas protagonizadas por el famoso detective belga. En España se publicó como El misterio de la guía de ferrocarriles.
En 1963 dio lugar a la película de tono cómico The alphabet murders, que aquí se estrenó bajo el titulo Detective con rubia. En 1999 se llevaría a la pequeña dentro de la serie protagonizada por David Suchet, con un episodio titulado The alphabet murders.
Alex Gabasi dirigió la serie de 2018, homónima de la novela de Christie, con un guión adaptado por Sarah Phelps. Consta de tres capítulos protagonizados, entre otros, por John Malkovich, Rupert Grin y Eamon Farren.
Poirot recibe una serie de cartas mecanografiadas donde un perturbado le anuncia que va a iniciar una carrera de asesinatos en poblaciones que, por orden alfabético, coincidirán en su inicial con las del nombre y apellido de cada una de sus víctimas. Pronto se verá que todas las muertes están de algún modo relacionadas con el pasado de Poirot. Llegando al final se detendrá al autor de las muertes, pero la trama aún nos deparará una definitiva resolución del misterio.
Agatha Christie ambienta su novela en 1935, a mitad de la exitosa carrera detectivesca del sagaz Poirot. La serie que hoy traigo se ambienta un par de años antes, en un ambiente xenófobo que perjudica a un Poirot anciano y en declive, sin el glamour del protagonista de las novelas ni, tampoco, su histrionismo. Poirot es más humano, la ambientación es excelente y la fotografía -magnífica- casi deprime. Malkovich interpreta a la perfección a este detective en horas bajas, y Grin -al que recuerdo de la serie Harry Potter- da vida al policía que empieza desdeñando al detective.
Una serie digna de ver, de no mucho más metraje que un filme convencional.
The Frankenstein Chronicles es una serie estrenada en 2015 por el canal británico ITV Encore. Fue creada por Benjamin Ross y Barry Langford, y protagonizada en sus papeles principales por Sean Bean, Tom Ward, Richie Campbell, Ed Stoppard y Laurence Fox, entre muchos otros. La serie consta -hasta este momento- de dos temporadas con un total de doce episodios.
Un miembro de la policía fluvial participa en una redada y, casualmente, descubre el cuerpo de una criatura ahogada en el río. En un examen más a fondo se observa que este cuerpo está conformado, en realidad, por órganos procedentes de un buen número de cadáveres. La investigación lleva a este policía y a su compañero a ponerse tras las huellas de una trama de traficantes de cadáveres, que los desentierran para venderlos a cirujanos que los precisan para sus prácticas. Pero, en este caso, se sospecha que los críos han sido asesinados.
El serie arranca en 1827 y, si bien se inicia como una trama policiaco-detectivesca, bebe de la novela de 1918 de Marie Shelley Frankenstein, o el moderno Prometeo. A partir de ella se orquesta toda la trama, de una forma mucho más patente en la segunda temporada. Se hace aparecer a la propia Shelley y a su hermano; y a personajes históricos reales, como Robert Peel -primero ministro británico de la época-, que sería el promotor de la Policía Metropolitana de Londres (más conocida como Scotland Yard) y de las leyes sobre inhumaciones de cadáveres.
La serie refleja el ambiente de la época, con el marcado contraste existente entre los pudientes y las depauperadas clases obreras. La fotografía envuelve de tenebrismo no ya la historia del monstruo, sino cómo se vivía en el Londres de aquel momento. También se ilustra el paso desde un sistema de policías armados que basaban sus pesquisas en la confesión del culpable, a una policía sin armas que buscaba las pruebas del delito.
Una serie muy digna de ver, tanto para quienes gustan de las series policiacas como para aquellos que gustan de lo paranormal. Nada relacionado -eso sí- con la famosa película de 1931, con Boris Kaloff, la cual tenía poco que ver con la novela de Shelley.
En 1949 se estrenó el film británico Kind Hearts and Coronets, aparecido en castellano como Ocho sentencias de muerte. Fue dirigido por Robert Hammer, que a su vez adaptó la novela Israel Rank: The Autobiography of a Criminal que Roy Horniman publicó en 1907. En sus papeles principales aparecen Dennin Price, Joan Greenood y Alec Guinness.
Un lord británico, en su última noche antes de ser ahorcado por asesinato, escribe sus memorias. En ellas relata el modo en que, procediendo de una madre aristócrata repudiada por su familia a causa haber contraído un matrimonio inconveniente, llegó a ascender al escala hasta llegar a heredar -contra todo pronóstico- el título nobiliario de la familia. Y todo por el procedimiento de ir eliminando, uno a uno, a cuantos le antecedían en la línea de sucesión: un total de ocho persona.
Ocho sentencias de muerte es reflejo del particular sentido del humor británico. La película no deja de mezclar situaciones de la mayor seriedad -incluso trágicas- con otras hilarantes. Guinness llegó a dar vida a los ocho personajes a los que el protagonista da muerte, de forma directa o indirecta.
La escena inicial, con el verdugo que llega a la prisión, me ha recordado a la película de Berlanga; solo que el personaje encargado de aplicar la máxima pena está revestido -en Ocho sentencias de muerte– de un cierto empaque, muy alejado del aspecto del verdugo español. La escena final a las puertas del presidio es un resumen del despropósito global y -como no, en esta época- está cargada de mensaje: quien la hace la paga, por uno u otro medio.
Un film para una agradable tarde, muy digno de ver.
El especialmente luctuoso 2020 se ha llevado también a dos personajes importantes de la literatura y la interpretación: John Le Carré publicó La casa Rusia en 1989 y Connery la interpretó al año siguiente. Como novela, fue la antepenúltima de la saga Smiley -contando la “póstuma” de 2017-, y se desarrolla en un momento en el que la URSS ya ha colapsado, el muro de Berlín había caído, a Boris Yelsin le faltaba un año para ser presidente de Rusia, y el Estado soviético de desmembraría en menos de dos años.
La casa Rusia fue dirigida por Fred Schepisi y la interpretaron, en sus papeles principales, Sean Connery, Michelle Pfeifer, Roy Scheider, James Fox y Klaus Maria Brandauer. Tom Stoppar escribió el guion y la banda sonora corrió a cargo de Jerry Golsdmith.
Un científico soviético ha conocido a un editor británico en una reunión informal celebrada en Rusia meses atrás. A través de una mujer rus que trabaja en un editorial de Moscú trata de ponerse en contacto con el inglés, para facilitarle un manuscrito con importantes secretos que pueden afectar a la carrera armamentista del momento. El manuscrito va a parar a las manos de los servicios secretos británicos, que lo comparten con los estadounidenses. Juntos hacen que el editor británico se traslade a Rusia, entre en contacto con la mujer que hace de intermediaria, y trate de llegar hasta el científico.
Una película digna de ver, que ofrece un episodio de la más o menos reciente historia mundial.
The constant gardener es la séptima novela de Le Carré después de haber puesto un punto y final -provisional- a la saga Smiley en 1990 con El peregrino secreto. Es, a su vez, la quinta publicación después de la caída del muro de Berlín, tras El inflitrado, Nuestro juego, El sastre de Panamá y Single & single. Publicada en 2001, se basa en unos hechos reales al parecer sucedidos en Nigeria y está catalogada como una de las siete novelas imprescindibles del autor, junto a El topo, El espía que surgió del frio, El sastre de Panamá, La casa Rusia, La chica del tambor y Un hombre decente. Clasificaciones, no obstante, las hay para todos los gustos.
En 2005 se estrenó el film homónimo, dirigido por Fernando Meirelles y protagonizado en sus papeles principales por Ralph Fiennes y Rachel Weisz.
Un diplomático británico es trasladado a África, a donde llega con su reciente esposa, una activista por los derechos humanos y contra la explotación. En una de sus investigaciones es asesinada y el marido descubre que ella estaba tras las actividades de una empresa farmacéutica que ensaya medicamentos en niños africanos -a modo de conejillos de indias- y que no duda en hacerlos desaparecer para ocultar sus fracasos.
El Jardinero fiel es una película denuncia que, en los tiempos que corren, no deja de ser inquietante. Un film digno de ver.
Zone blanche -también denominada Black spot– es una coproducción franco-belga de 2017 con formato de serie de ocho capítulos por temporada (en la actualidad se han proyectado dos temporadas). Está escrita y dirigida por Mathieu Missoffe y protagonizada por Suliane Brahim, Laurent Capelluto, Hubert Delattre y Renaud Rutten, en sus papeles principales.
Zon Blanche es un ejemplo de lo que se ha dado por denominar noir ecologique o black country. La acción se desarrolla en una remota zona oscura de bosques, cumbres y mucho frio, donde la cobertura de las redes telefónicas es deficiente (de ahí el título de la serie).
En un pueblecito dedicado muy principalmente a la explotación forestal se está llevando a cabo una reconversión de actividad al cerrar la empresa maderera que da trabajo a una buena parte de la población. El bosque es omnipresente en la vida de los vecinos, y se asegura que existe una criatura mítica y siniestra que habita en él desde siglos atrás. También ha surgido un grupo de activistas de naturaleza ecológica y tácticas semiterroristas. La hija del alcalde falta de su casa desde hace unos meses sin que nadie sepa de su paradero, y las únicas fuerzas de policía local la componen una pequeña dotación que no llega a la media docena de carabineros, a pesar de la alta tasa de homicidios que se están registrando. La forense también es la doctora de cabecera del pueblo, al que -para completar el pack- llega un fiscal de refuerzo que ha sido apartado de su anterior destino.
Sobre esta realidad subyacente se suceden los casos particulares, que siempre se cobran la vid de algún vecino, y que los policías tratan de resolver de la mejor manera posible.
Zone blanche es un thriller oscuro y tormentoso, con una ambientación de escenario espectacular, en el que se va desentrañando -capítulo tras capítulo, caso tras caso- una trama compleja pero a la vez racional, por mas que todo parezca envuelto de una importante dosis de esoterirsmo.
En octubre de 1883 se puso en funcionamiento el Orient Exprés, que en 1989 acabaría por unir París con Estambul. Era un tren lujoso, formado por coches cama y restaurante, para personajes acaudalados. Partía de la estación del Este y hacía escalas en Estrasburgo, Munich, Viena, Budapest y Bucarés. Cuando Agatha Christie escribe su novela existía una línea alternativa, el Simplon-Orient Exprés, que circulaba más hacia el sur de Europa y hacia parada en Venecia.
Agatha Christie publicó Murder on the Orient Exprés en 1934, que en EEUU se dio a conocer como Murder in the Calais Coach. Vio la luz entre Lord Edgware dies y Why didn’t they ask Evans? y fue la décima entrega de la serie del detective Hercules Poirot. Estuvo inspirada, al parecer, en el secuestro y asesinato del hijo recién nacido de Charles Lindberg.
Poirot regresa a Londres en el Orient Exprés. Uno de los viajeros del tren recaba su atención y le insta a protegerle, ya que cree que alguien tratará de atentar contra él, pero el detective no se presta a ello. El tren queda detenido, bloqueado por la nieve, y durante la noche es asesinado el hombre. Poirot descubre que estuvo implicado con el secuestro y asesinato de una niña, años atrás. Su afán será descubrir cuál de sus acompañantes ha sido el asesino. Poco a poco irá sabiendo que una docena de viajeros estuvieron relacionados con la criatura asesinada.
De la novel han surgido varias adaptaciones cinematográfica. En 1974, Siney Lumet dirigió la primera, que se estrenaría en español como Asesinato en el Orient Exprés, Asesinato en el expreso de Oriente, Crimen en el expreso de Oriente o Muerte en el expreso de Oriente. Albert Finney interpretó a Poirot y estuvo secundado por Anthony Perkins, John Gielgud, Vanessa Redgrave, Sean Connery, Rachel Roberts, Michael York, Jacqueline Bisset, Ingrid Bergman y Lauren Bacall, entre otros.
Carl Schenken dirigió la versión de 2001 para la televisión, que fue protagonizada por Alfred Molina en el papel de Poirot, acompañado de Meredith Baxter, Leslie Caron, David Hunt, Adam James, Amira Casar, Peter Strauss y Dylan Smith.
En 2010 se estrena otra adaptación para la televisión, dentro dela serie Agatha Christie’s Poirot, que llegó a contar con setenta capítulos -cada uno con un caso diferente- protagonizados por David Suchet.
En 2017, Kenneth Branagh dirige una nueva versión y se pone en la piel del detective. Junto a él intervienen actores de la talla de Johnny Depp, Michelle Pfeiffter, Willem Dafoe, Dereck Jacobi y Penélope Cruz, entre otros.
Son todos ellos unos films dignos de ver, después de una lectura de la novela homónima.
Se me hace que los thrillers europeos son netamente diferentes de los norteamericanos, todo y que ya llevamos unos cuantos remaques estadounidenses de películas de éxito que se estrenaron en Europa: para muestra, la saga Milenium. Desde que estamos en este estado intermitente de alarma he podido visionar un buen número de ejemplos de series nort-europeas, la mayoría del denominado noir escandinavo o nordic noir, y también francesas y británicas. Hoy traigo 13 mandamientos.
13 geboden es una serie belga de 2018, rodada en neerlandés (antiguamente denominado flamenco), dirigida por Maarten Moerkerke con guión de Rita Bossaer, Dirk Nienlandt y Lieven Scheerlink. Está protagonizada en sus papeles principales por Dirk Van Dijck y Marie Vinck. Cuenta con trece capítulos de menos de una hora cada uno de ellos.
En Aalst, una ciudad de Flandes, empiezan a producirse una serie de graves agresiones que, si no culminan con la muerte de la víctima, es porque el autor pone especial cuidado en que el resultado fatal no se produzca: una persona es quemada y apagada antes de morir, a otra le corta la lengua, a otra le tatúa un letrero en la frente, y así sucesivamente. Junto a cada una de las víctimas se van reproduciendo en orden los diez mandamientos de la fe cristiana, cuya presunta vulneración ha motivado el ataque.
El caso es encomendado a un policía próximo a la jubilación (divorciado y padre de una hija con problemas de adicción) y a su nueva compañera (una joven que ha tenido que dejar una unidad de intervención a causa de un accidente de tráfico, que mantiene sumida en coma profundo a su propia madre).
La serie se desarrolla en invierno, como no puede ser menos en una producción de esas latitudes, lo que aún la hace más extremadamente oscura. Cuando escribo estas líneas estoy a la mitad de los capítulos, y la serie promete. La recomiendo, sin duda.
Daphne du Maurier fue una escritora inglesa que en 1938 publicó su novela Rebecca, la cual adaptó dos años después como obra de teatro. Hitchcok la convirtió en película en 1940, y obtuvo dos óscars al año siguiente. Fue protagonizada en sus papeles principales por Laurence Olivier, Judith Anderson. Joan Fontaine y George Sanders.
Rebecca es una historia de amor almibarado entre personajes de clase alta, pero no deja de ser también la historia de un crimen y su esclarecimiento. Una joven que ejerce de dama de compañía de una mujer mayor y acaudalada coindice en Montecarlo con un aristócrata viudo. De la amistad pasan al amor, se casan y van a vivir a la mansión nobiliario, regida con mano de hierro por un ama de llaves que no hace otra cosa que ensalzar a la anterior esposa del aristócrata, de nombre Rebecca. Esta desapareció en su barco y el esposo identificó el cadáver, arrastrado por la corriente meses después.
Pero la fatalidad quiere que durante una tormenta el barco sea descubierto y, dentro, se encuentre el auténtico cadáver de la desaparecida. Las sospechas de su asesinato planean sobre el viudo, que deberá defender su inocencia y contrarrestar el chantaje que le hace el amante de su difunta esposa.
En 2020 se estrena una nueva versión cinematográfica, calcada a la anterior e igualmente fiel a al novela de Du Maurier, solo que con un importante matiz diferenciador en el modo en que Rebeca murió. Ha sido dirigida por Ben Wheatley y está protagonizada por Lily James y Armie Hammer.
Una película digna de ver, tanto en la versión primigenia de Hitchcock como en la actual.