Etiquetas
novela negra, nuevo libro, oficio de escritor, otoño, pereza
Se acaba el verano en estas latitudes, a juzgar por el drástico cambio de temperatura de estos días. En dos semanas entraremos oficialmente en el otoño, decaerá la resplandeciente luz estival y menguarán los días. En noviembre nos cambiarán la hora y entraremos en tiempos de recogimiento. Será el momento de lanzarse a escribir con renovado ahínco. Y aquí estoy entretanto, planeando otra novela mientras la segunda sigue recorriendo derroteros insospechados. Alea iacta est, ahora toca emprender una nueva singladura. La ideas bullen en la cabeza, pero la pereza hace estragos: aún pesa la dolce far niente de estos últimos meses.
En fin, a tomar carrerilla y a la carga.