
The Frankenstein Chronicles es una serie estrenada en 2015 por el canal británico ITV Encore. Fue creada por Benjamin Ross y Barry Langford, y protagonizada en sus papeles principales por Sean Bean, Tom Ward, Richie Campbell, Ed Stoppard y Laurence Fox, entre muchos otros. La serie consta -hasta este momento- de dos temporadas con un total de doce episodios.

Un miembro de la policía fluvial participa en una redada y, casualmente, descubre el cuerpo de una criatura ahogada en el río. En un examen más a fondo se observa que este cuerpo está conformado, en realidad, por órganos procedentes de un buen número de cadáveres. La investigación lleva a este policía y a su compañero a ponerse tras las huellas de una trama de traficantes de cadáveres, que los desentierran para venderlos a cirujanos que los precisan para sus prácticas. Pero, en este caso, se sospecha que los críos han sido asesinados.

El serie arranca en 1827 y, si bien se inicia como una trama policiaco-detectivesca, bebe de la novela de 1918 de Marie Shelley Frankenstein, o el moderno Prometeo. A partir de ella se orquesta toda la trama, de una forma mucho más patente en la segunda temporada. Se hace aparecer a la propia Shelley y a su hermano; y a personajes históricos reales, como Robert Peel -primero ministro británico de la época-, que sería el promotor de la Policía Metropolitana de Londres (más conocida como Scotland Yard) y de las leyes sobre inhumaciones de cadáveres.

La serie refleja el ambiente de la época, con el marcado contraste existente entre los pudientes y las depauperadas clases obreras. La fotografía envuelve de tenebrismo no ya la historia del monstruo, sino cómo se vivía en el Londres de aquel momento. También se ilustra el paso desde un sistema de policías armados que basaban sus pesquisas en la confesión del culpable, a una policía sin armas que buscaba las pruebas del delito.

Una serie muy digna de ver, tanto para quienes gustan de las series policiacas como para aquellos que gustan de lo paranormal. Nada relacionado -eso sí- con la famosa película de 1931, con Boris Kaloff, la cual tenía poco que ver con la novela de Shelley.
