Esta mañana he descubierto un merendero de playa que nunca había visto, a pesar de estar relativamente cercano a donde vivo. Es un bar con techumbre de cañizo y mesas de madera repintada que parece no haber cambiado en los últimos cuarenta años. Desconozco cómo ha logrado librarse de la piqueta administrativa que ha derribado miles de locales como éste. En realidad, no entiendo cómo no se ha venido ya al suelo, bajo el peso de los años. Me tomo mi café matutino antes de ir a estirarme en la arena de la playa. La mujer que me sirve, anciana, debía estar presente ya cuando se inauguró el sitio. Una mesas más allá, dos señores septuagenarios hablan de otros tiempos. Yo -como tengo por vicio- me pongo a escucharlos. Hablan de un tema recurrente en gente de edad: el que se reafirma en ya se sabe que cualquier tiempo pasado fue mejor. Y para ilustrarlo, aseguran que antes -medio siglo atrás, por lo que deduzco- se podía ir por cualquier sitio con la seguridad de que uno arribaría indemne a donde fuera. Pero que, hoy en día, la inseguridad es absoluta. Que uno no puede salir a la calle sin antes subscribir media docena de pólizas antirriesgo y, por si acaso, encomendarse a toda la corte celestial. Sigue leyendo
Cualquier tiempo pasado…
21 sábado Jul 2018
Posted Noticias
in